Me gusta escribir sobre la gente. Me obliga a mirar todo con más atención. Los rostros de las personas, sus comportamientos, los más mínimos detalles que normalmente pasaría por alto. Puede que no sea más que aumentar la concentración pero cada detalle me parece interesante. Me parece "escribible".
Esta mañana, mientras atravesaba el Zócalo, dos chicas de unos veinte años estaban sentadas bajo la sombra de un árbol, en un banco. Viéndolas desde lejos hubo algo que me llamó la atención. En cualquier momento habría pasado de largo pero en esta ocasión, bajo mi nueva mirada, había algo curioso en ellas. Estaban sentadas en una posición extraña. Una de ellas estiraba uno de sus brazos desperezándose, mientras el otro quedaba flexionado, permitiendo a su amiga apoyar la cabeza. Ésta otra estaba subida completamente en el banco, ladeada. Era una especie de sirena. Todo podría parecer normal, la típica escena de parque, de mañana ociosa. Pero había entre ellas una extraña conexión. Un oculto secreto que guardaban celosas, que creían inapreciable para el resto del mundo y que las conectaba de algún modo. Es la complicidad de compartir un secreto, estar declarándolo a voz en grito al mundo y que nadie pueda escucharlo.
Las observé sonriendo al pasar a su lado, justo cuando sus miradas se cruzaban. Presintieron la mía, se separaron un segundo y me miraron, sorprendidas. Las seguí mirando y sonriendo incluso cuando ya había pasado de largo su banco, forzando el cuello. Mantuve la sonrisa hasta que giré la esquina. Pensé: "si este mundo fuera justo, ahora mismo se estarán besando". Continué mi camino.
Me encanta como describes lo que ves, me encanta porque me parece que yo también viajo, me parece que veo, respiro y siento lo mismo que tú.
ResponderEliminarTe quiero
Gracias a ti, me abruman tus bellas palabras... Y, con respecto a lo de que me quieras... sospecho que yo a ti también!
EliminarLo que explicas en el primer párrafo se llama "la mirada del escritor", la observación sin prejuicios que busca redescubrir y reinterpretar el mundo que nos rodea. Me alegra ver que andas en eso. Si el mundo fuera justo... el amor sería ese "campo unificado" que nos conecta a todos con todos y con todo. Bueno, pongamos nuestro granito de amor para ello ¿no? jejejeje.
ResponderEliminarBien escrito, y es la última vez que te lo digo...
Blas.