Te levantas.
Sales de la tienda -ubicada bajo una palmera, en la misma arena de la playa-.
Baño-Pacífico para despertar.
Alguna tarea mañanera: limpiar cocina o baño, barrer la palapa, rastrillar el jardín...
Camioneta colectivas para ir al mercado.
Compra de víveres para un par de días.
Regreso.
Baño para refrescar.
Cocina con (y para) los y las que están ese rato en el hostal.
Comida.
Hamaca.
Silencio.
Calma.
Mediodía en La Punta.
Despertar del letargo.
Paseo hasta las rocas del faro.
Surf, rompiente a izquierdas.
Duchita de agua dulce.
Guitarra y cervezas.
Cena.
Más cervezas, tal vez un poco más de guitarra.
Las olas siguen ahí. La noche lo cubre todo.
Sueño.
No parece mala vida...
ResponderEliminarNo lo es en absoluto!
Eliminary no le alcazan a uno las horas para vivir aun mas feliz :)
ResponderEliminarYa tu sabe mi amol!!!
EliminarEstas en plan telegrama, se te ha pegado al cerebro tanta paz y sosiego, jejejeje
ResponderEliminarque manera de sufrir
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